Si pudiéramos ampliar muchísimo cualquier objeto, descubriríamos que está compuesto por pequeñas partículas, como diminutas pelotitas: los átomos. Aunque hoy sabemos con certeza que la materia está formada por estas unidades fundamentales, la humanidad tardó siglos en aceptarlo. La idea de los átomos surgió en la Antigua Grecia, pero no fue hasta el siglo XIX cuando los científicos comenzaron a respaldarla con evidencia experimental. Aun así, nadie podía verlos directamente, y no fue hasta finales del siglo XX, con el desarrollo de microscopios avanzados, que finalmente logramos observarlos.
En 2013, un grupo de científicos de IBM logró un hito en la nanotecnología al crear la película más pequeña del mundo moviendo átomos individuales. Titulada "The Boy and His Atom", esta animación, aunque breve, representa un enorme avance en la manipulación de la materia a escala nanoscópica y una prueba visual del modelo corpuscular de la materia.
Para crear esta animación, los investigadores utilizaron un microscopio de efecto túnel (STM, por sus siglas en inglés), un instrumento revolucionario desarrollado en la década de 1980 que permite mover átomos con una precisión sin precedentes. Este microscopio funciona gracias a una aguja extremadamente fina que escanea una superficie y, mediante una corriente eléctrica, puede atraer y reposicionar los átomos individuales.
En este caso, los científicos de IBM usaron moléculas de monóxido de carbono sobre una superficie de cobre y manipularon los átomos uno por uno, capturando 242 fotogramas que luego se unieron para crear la película.
La película cuenta una historia simple pero fascinante. En ella, un niño juega con un átomo como si fuera una pelota, lo lanza al aire, lo atrapa y finalmente salta de alegría. Esta sencilla narración permite visualizar algo que normalmente es imposible de percibir a simple vista: los átomos individuales en movimiento.
Más allá de ser una curiosidad científica, The Boy and His Atom es una demostración impresionante de cómo podemos manipular la materia a escalas increíblemente pequeñas. Esta tecnología es fundamental para el desarrollo de la nanotecnologíaun campo de investigación que busca fabricar dispositivos diminutos, como procesadores más potentes, nuevos materiales y métodos innovadores de almacenamiento de información.
Además, esta película es una de las pruebas más impactantes del modelo corpuscular de la materia, que sostiene que toda la materia está compuesta por partículas diminutas llamadas átomos. Durante siglos, la existencia de los átomos fue solo una teoría, pero con avances como este, podemos verlos y manipularlos directamente, lo que confirma su realidad.
IBM no solo buscó demostrar la precisión de sus microscopios, sino también acercar la ciencia al público de una manera innovadora. Al crear una animación con átomos, lograron unir la investigación científica con el arte y la creatividad, mostrando que la ciencia no es solo ecuaciones y teorías, sino también imaginación y descubrimiento.
Si aún no has visto The Boy and His Atom, puedes encontrarlo en internet. Es una prueba asombrosa de que lo invisible para nuestros ojos puede ser real y, con la tecnología adecuada, podemos verlo e incluso jugar con él.