En el mundo clásico, si una pelota no tiene suficiente energía para subir una colina, simplemente se detiene. Pero en el mundo cuántico, una partícula puede atravesar una barrera aunque no tenga energía suficiente. A este fenómeno se lo conoce como efecto túnel.
Es como si una persona pudiera atravesar una pared sin romperla, simplemente porque existe una pequeña probabilidad de que eso ocurra. Aunque suene extraño, este fenómeno ha sido comprobado y tiene aplicaciones reales.
Una de las más importantes es la microscopía de efecto túnel (STM), una técnica que permite observar superficies a nivel atómico. Utilizando una punta metálica muy fina y midiendo las corrientes generadas por efecto túnel, se puede construir una imagen de cómo están ubicados los átomos en una superficie.
Este tema permite comprender cómo una idea aparentemente fantástica de la mecánica cuántica se convierte en una herramienta para observar lo más pequeño con una precisión increíble.